REGLA No. 1: Recuerde lo humano
La regla de oro que le enseñaron sus padres y sus primeros educadores fue muy simple: No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti. Trate de ponerse en los zapatos de los otros. Defiéndase pero trate de no herir los sentimientos de otros.
La regla de oro que le enseñaron sus padres y sus primeros educadores fue muy simple: No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti. Trate de ponerse en los zapatos de los otros. Defiéndase pero trate de no herir los sentimientos de otros.
Para el ciberespacio diremos simplemente: Recuerde que son seres
humanos.
Cuando usted se comunica electrónicamente todo lo que ve es un monitor. No utiliza expresiones faciales, gestos o tonos de voz para comunicar lo que desea; palabras, simplemente palabras escritas es todo lo que usted tiene. Y esto lo experimenta también su corresponsal.
Cuando usted se comunica electrónicamente todo lo que ve es un monitor. No utiliza expresiones faciales, gestos o tonos de voz para comunicar lo que desea; palabras, simplemente palabras escritas es todo lo que usted tiene. Y esto lo experimenta también su corresponsal.
Cuando
usted está adelantando una conversación el línea –así sea un intercambio de
correos o la respuesta a una discusión en grupo– es muy fácil malinterpretar lo
que le quieren decir. Y es supremamente fácil olvidar que su corresponsal es
una persona con sentimientos muy parecidos a los suyos.
Es
verdaderamente irónico. Las redes de computadores hacen posible que se pongan
en contacto personas que de otra forma no lo harían. Pero lo impersonal del
medio disminuye por así decirlo, esos contactos, son menos personales. Las
personas que intercambian correos se comportan con frecuencia como lo hacen
algunos choferes: Insultan a los de otros carros, les hacen gestos obscenos y
en general se comportan como salvajes. La mayoría de ellos no se comportaría
así en la casa o el trabajo, pero la mediación de la maquina parece volver
estas conductas aceptables.
El
mensaje de la “Netiqueta” es que no es aceptable. Claro que usted puede usar su
interconexión para expresarse con libertad, explorar mundos nuevos que le son
extraños y en cierta forma ir a donde nunca ha ido. Pero no olvide nunca la
primera regla de la “Netiqueta”, lo que hay allá fuera son seres humanos.
¿Le diría esto a una persona en su cara?
El escritor Guy Kawasaki [3] cuenta la historia de recibir correo de alguien que desconocía. Por ese medio le decía que el era muy mal escritor sin nada interesante para decir. Descortés por decir lo menos y desafortunadamente pasa con frecuencia en el ciberespacio.
El escritor Guy Kawasaki [3] cuenta la historia de recibir correo de alguien que desconocía. Por ese medio le decía que el era muy mal escritor sin nada interesante para decir. Descortés por decir lo menos y desafortunadamente pasa con frecuencia en el ciberespacio.
Posiblemente
tiene algo que ver con el formidable poder que experimentan quienes, de un
momento a otro, tienen la posibilidad de comunicarse con personas muy conocidas
como el escritor Guy. Talvez es porque usted no ve la cara de desagrado que
producen sus palabras o cualquiera que sea la razón, esto increíblemente es
común.
Guy
propone como solución un ejercicio que puede hacerse antes de enviar un correo
y consiste en preguntarse “¿Le diría esto a esa persona en su cara? Si la
respuesta es no, rescriba y revise nuevamente. Repita el proceso hasta que
sienta que lo que manda a través del ciberespacio es lo mismo que le diría en
la cara a la persona.
Claro
que es posible que usted quisiera decirle algo muy desagradable y de frente a
esa persona. En ese caso la “Netiqueta” no puede ayudarle y lo mejor es que se
busque un manual para mejorar su comportamiento.
Otro motivo para no ofender por la Red.
Cuándo usted se comunica en el ciberespacio –por correo o en grupos de discusión– sus palabras quedan escritas. Y existe la posibilidad de que queden archivadas en algún sitio en el que usted no tiene control. Es posible que en algún momento se puedan volver en contra de usted.
Cuándo usted se comunica en el ciberespacio –por correo o en grupos de discusión– sus palabras quedan escritas. Y existe la posibilidad de que queden archivadas en algún sitio en el que usted no tiene control. Es posible que en algún momento se puedan volver en contra de usted.
No
olvidemos el caso de un famoso usuario del correo, Oliver North, usuario del
sistema de correo electrónico de la Casa Blanca, PROFS. Diligentemente borraba
todas las notas incriminatorias que mandaba o recibía. Lo que ignoraba era que
en algún otro sitio de la Casa Blanca, los encargados de sistemas con la misma
diligencia alimentaban el computador que almacenaba todas las comunicaciones.
Cuando fue llamado a juicio, todas esas comunicaciones archivadas se usaron
como evidencia en su contra.
Por
supuesto que usted no tiene que estar involucrado en una actividad criminal
para ser cuidadoso. Cualquier mensaje que usted envíe puede ser almacenado o
reenviado por la persona que lo recibió. Usted no tiene control de a donde
puede llegar.
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